Desde que nacemos, nos sentimos atraídos por los colores vivos y brillantes, y sobre todo por las luces. Nuestro cerebro reacciona ante los estímulos visuales, centrando sus pensamientos en aquello que ha captado su atención y recordando el contenido con mayor facilidad.
Este es uno de los mecanismos principales que ha articulado la publicidad visual desde su inicio. Basándose en esa premisa, ha ido incorporando cualquier innovación tecnológica con el fin de impactar al destinatario de los mensajes publicitarios y llamar su atención de manera directa..
Una de esas innovaciones tecnológicas incorporadas a la historia de la publicidad y a la promoción de negocios ha sido el neón. Concretamente, las barras y los letreros de neón llevan utilizándose desde los años 20-30, alcanzando su máxima popularidad a partir de los 50.
Todos recordamos películas en las que aparece un hotel de carretera, una discoteca, una tienda de discos o una cafetería moderna, con un gran letrero de neón, adornado su frontal, fachada o un poste cercano.
Todos recordamos películas en las que aparece un hotel de carretera, una discoteca, una tienda de discos o una cafetería moderna, con un gran letrero de neón, adornado su frontal, fachada o un poste cercano.