En el post de hoy os hablaremos de unos espacios llenos de encanto, originalidad e incluso un punto de rudeza que nos resulta fascinante. No hablamos de otra cosa que de los loft.
Buscando el significado concreto de la palabra "loft", nos hemos quedado con dos acepciones. Según la página Lexicoon, se trata de "un gran espacio con pocas divisiones, grandes ventanas y muy luminoso". Complementando a esta definición, añadimos la que nos proporciona el diccionario Larousse online, que habla de "un almacén reformado y convertido en apartamento".
La historia de los loft empieza en los años 50 con la transformación de la economía estadounidense tras la Segunda Guerra Mundial, lo que afectó a la industria que se desarrollaba en las grandes ciudades,
A consecuencia de ello, de cuestiones de logística y de la creciente demanda en el mercado inmobiliario, los almacenes e industrias textiles empezaron a trasladarse a la periferia y a dejar desocupados estos espacios.
Estos edificios dedicados originariamente a la actividad industrial, empezaron a ser ocupados en los años 60 por artistas de la llamada generación 'Beat'.
Fue, también, lugar de encuentro de intelectuales, estudiantes y escritores como Jack Kerouac o William S. Borroughs, en los que discutían y desarrollaban una mirada crítica acerca de la cultura estadounidense clásica. Fueron un lugar de reunión para los artistas, revolucionarios y librepensadores de la época.
Fuente: El Atelier de Arquitectura (blog) |
En estos antiguos almacenes y talleres, se hacían fiestas, reuniones sociales, grupos de trabajo colaborativo e incluso, algunos montaban su propio estudio o vivienda. Éste, por ejemplo, fue el caso de Andy Warhol, que montó The Factory, su estudio y galería de arte entre 1962 y 1968. Estos espacios resultaban idóneos como taller por sus techos altos y grandes ventanas que permitían ventilar e iluminar la zona de trabajo o almacenamiento. Es entonces cuando nace y se acuña el concepto de "loft".
Con el paso de los años, se volvería más común vivir en apartamentos situados en antiguos talleres o almacenes, conservándose su esencia de ladrillo a la vista, suelos de madera desgastada, vigas de metal en los techos abovedados y grandes ventanales. La gente que vive en ellos, por lo general, ha querido conservar su esencia, añadiéndole complementos que nos recuerdan a los objetos que se utilizaban en ellas, como poleas y cuerdas, armarios de herramientas, focos de acero, y mobiliario de chapa metálica, que parece desgastada y oxidada por el tiempo. A ello, se le añaden piezas de diseño moderno de la primera mitad del siglo XX, relojes de aire vintage, carteles y señales antiguas, y algún rótulo de la época, pintado en la pared de ladrillo.
Proyecto de Vitaly Yurov en Behance |
Pinterest de Sarena Bashin |
Si por el contrario, prefieres mantener su dureza y "masculinidad" (como se comenta en ciertas publicaciones), tan sólo tienes que añadirle complementos como alfombras de piel o cáñamo, mantas de pieles de pelo largo, algún sofá o sillón de cuero clásico, como un Chester u otro modelo en cuero de aspecto desgastado; lámparas de pie que se inspiran en los focos con trípode, muebles de metal de aspecto envejecido y espejos con marco de hierro tachonado, como los que te mostramos en las imágenes que veremos a continuación.
Librería industrial metal |
Espejo moderno Stockton |