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Foto: Will C. Fry (Flickr - Creative Commons) |
Con la llegada del otoño, anochece más pronto, en la calle hace más frío y nos apetece pasar más tiempo en casa, disfrutando de una tarde de lectura o de películas en el sofá, solo o en compañía.
Durante los meses de frío, hacemos vida en el salón, sentados en un cómodo sofá, con la alfombra bajo nuestros pies y una manta a mano para cubrirnos.
Por esas y muchas otras razones, nuestro sofá ha de ser confortable y adecuarse a nuestras necesidades y características físicas. En la elección de nuestro sofá, entonces, deberemos tener en cuenta una serie de factores que decidirán nuestra experiencia como usuarios:
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Foto: Petras Gagilas (Flickr - Creative Commons) |
- uso del sofá: es importante comprar nuestro sofá de acuerdo al uso que vayamos a darle. Si las personas que van a utilizarlo son adultas y le dan un uso más decorativo, pueden decantarse por uno de diseño, tapizado en cuero o en una tela delicada.
Si por el contrario, tenemos niños o animales domésticos, la cosa cambia. Debemos ajustarnos a su actividad y a la posibilidad de que lo manchen o salten encima de él. Por ello, deberemos decantarnos por un sofá más robusto y con cojines desenfundables o bien, tapizados con telas antimanchas, como las
Magu que encontrarás en la galería de telas de nuestra
tienda de muebles online.
- asiento y sentada: este criterio debe ajustarse a la anatomía del usuario. Se recomienda que el asiento no sea ni muy estrecho ni muy profundo, para que la pierna descanse en un ángulo lo más cercano posible a los 90º. Los pies deben descansar cómodamente en el suelo, y no quedar colgando o en posición forzada.
Por otra parte, hay que tener en cuenta la densidad de la espuma. Si lo que buscamos es un sofá con una sentada más mullida, escogeremos uno con una densidad baja (alrededor de los 15kg), mientras que si nos gustan con una sentada más rígida, optaremos por un modelo con una densidad alta (a partir de los 30kg). La densidad media de la mayoría de los asientos oscila entre los 20-25 kg.
- el respaldo: esta parte del sofá debe recoger tanto la zona cervical como la lumbar. Se recomienda elegir un modelo con un buen cojín riñonero, para que la curvatura de la espalda no se resienta tras varias horas sentado.
Los respaldos más cómodos son aquellos que van rellenos con pluma de oca, puesto que son más acolchados. Su único inconveniente es que la pluma se apelmaza y por tanto, el cojín se deforma. Para evitar este problema, los diseñadores de sofás han introducido un nuevo material, que aporta igualmente comodidad, manteniendo su forma original: la fibra hueca indeformable.
Siguiendo estas premisas, seguro que aciertas en la elección de tu sofá. Aquí te dejamos unos modelos de nuestro catálogo online.