Sillón Chesterfield - Ámbar Muebles |
Los sillones y sofás Chesterfield o comúnmente denominados, Chéster se han convertido en un clásico y en el símbolo indiscutible y emblemático del Estilo Clásico Inglés. El origen de este icono del diseño de mobiliario se remonta a principios del siglo XIX cuando empiezan a verse como parte de la decoración de los exclusivos y elitistas clubes sociales londinenses en los que sólo estaba permitida la entrada a socios del género masculino. Con los años, al popularizarse su uso, pasó a decorar los salones y despachos de las casas de la alta sociedad británica y posteriormente, pasaría a la historia como un icono de estilo y elegancia británica.
Según cuenta la leyenda, el origen de su nombre se atribuye al IV Conde de Chesterfield: Philip Dormer Stanhope (1694 - 1773), estadista, diplomático, hombre de letras y mecenas del filósofo Voltaire. Al parecer, esta pieza adquirió esta denominación al ser encargada por Mr. Stanhope a un ebanista local, a quien indicó como condición imprescindible que debía ser duro y robusto, con los brazos y el respaldo a la misma altura. Este sillón debía cumplir estas condiciones para asegurar que su personal de servicio se sentara con la espalda erguida y correcta, dado que los sillones en los que se sentaban habitualmente, no lo permitían y por consiguiente, deslucía su vestimenta o uniforme, dando apariencia de dejadez y poca elegancia.
Según cuenta la leyenda, el origen de su nombre se atribuye al IV Conde de Chesterfield: Philip Dormer Stanhope (1694 - 1773), estadista, diplomático, hombre de letras y mecenas del filósofo Voltaire. Al parecer, esta pieza adquirió esta denominación al ser encargada por Mr. Stanhope a un ebanista local, a quien indicó como condición imprescindible que debía ser duro y robusto, con los brazos y el respaldo a la misma altura. Este sillón debía cumplir estas condiciones para asegurar que su personal de servicio se sentara con la espalda erguida y correcta, dado que los sillones en los que se sentaban habitualmente, no lo permitían y por consiguiente, deslucía su vestimenta o uniforme, dando apariencia de dejadez y poca elegancia.