Cuando pensamos en un mueble dedicado al descanso y al relax, de inmediato relacionamos ambos conceptos a tipo de pieza en particular. En este caso, no se trata de una cama, sino de una chaise longue o diván.
Un lugar donde relajarnos, disfrutar de la lectura o de una siesta, sin necesidad de acostarnos en una cama. Tampoco se trata de un sofá, ni de un sillón relax. Quizás sea lo más parecido, pero a éste le añadimos un plus: su diseño de líneas depuradas y su elegancia.
Hablamos de la chaise longue o diván LC4 diseñado por tres franceses en 1928: Le Corbusier, Pierre Jeanneret y Charlotte Perriand. Una pieza convertida en un icono del diseño de interiores y que revolucionó el Salón de Otoño de París de 1929, donde fue presentada como “la última de las máquinas de relax”.
Realizada a partir de una base de acero pintada en color negro mate, con cuatro patas que sirve de soporte para una estructura de tubo de acero con cromo pulido deslizable, que permite colocarla en cualquier posición. Este armazón de metal consta de un marco ceñido con cinchas elásticas, recubierto por una funda independiente de piel de potro, de vaca o cuero en negro o beig, sujeta mediante correas a los tubos de acero (tal como sucede en las tumbonas con funda independiente). Además, incorpora un cojín reposacabezas de forma cilíndrica, tapizado en cualquiera de los tonos mencionados.